La primera norma de Szara es: el cliente que cruza el umbral del local es lo más sagrado. Por ese motivo se le atiende espléndidamente y se le recibe con el mayor respeto y humildad. El restaurante surgió en el año 2002 a raíz de la pasión por los viajes y la comida, la cual queda reflejada en la carta. Hay en ella tanto platos de la cocina escandinava como de la francesa o la polaca. Así que en Szara os espera un menú fusión, que combina los mejores sabores y olores de diferentes lugares de Europa. Todo preparado con extremo cuidado por los detalles y por la calidad del producto, que es simplemente lo más importante. En el menú encontraréis, por ejemplo, råraka, es decir una crepe de virutas de patata servida con caviar de salmón, nata agria y cebolla roja, caracoles a la provenzal, la famosa sopa de pescado marsellesa a la Bouillabaisse, pintada con mousse de chirivía y salsa de colmenillas o conejo a la mantequilla. Si todavía os queda sitio, tenéis que pedir para acabar el pastel de queso con cobertura de frambuesa.