En Albertina se entra como se entra en un templo del arte. El nombre que porta, que hace referencia a la Galería Albertina de Viena, obliga a ello. Los interiores son aquí minimalistas, claros, diáfanos. Puesto que lo más importante es el plato, en este restaurante de Cracovia éste debe convertirse en una verdadera obra maestra. Los productos de temporada frescos y cuidadosamente seleccionados son la base de los platos, que van desde la rica tradición culinaria polaca hasta la del sur de Europa. Estos adoptan una nueva forma en la mente del chef y, gracias a unas sorprendentes combinaciones, proporcionan nuevas sensaciones, tanto estéticas como para el paladar. En Albertina también se sirven cangrejos frescos, ostras y bogavantes de su propio acuario. Cada uno de los platos de la carta de este local cracoviano va acompañado de propuestas de vinos selectos. En el menú es posible encontrar, por ejemplo, filete de rodaballo con alcachofas, pierogi (empanadillas) con bogavante, tagliatelle al azafrán con bogavante, filete de siluro con boletos y leche agria.